Inicio Sala de prensa TRES ENFERMERAS DE HOSPITALES SEVILLANOS SON GALARDONADAS POR PACIENTES ONCOLÓGICOS EN LA II EDICIÓN DE LAS DISTINCIONES ‘DAMA DE LA LÁMPARA’ FLORENCE NIGHTINGALE
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REDACCIÓN: NADIA OSMAN GARCÍA / FOTO: MANU GÓMEZ
Los pacientes que pasan mucho en los hospitales son conscientes de la importancia de las enfermeras, motivo por el cual la Fundación Sandra Ibarra y el Departamento de Enfermería de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid impulsaron las Distinciones ‘Dama de la Lámpara’ Florence Nightingale. Su segunda edición, dedicada a la Enfermería Oncológica, se celebró el pasado 6 de octubre en el Aula Magna de la Facultad de Medicina de la UAM. A la misma asistió Víctor Bohórquez Sánchez, presidente del Iltre. Colegio Oficial de Enfermería de Sevilla.
Las seis ganadoras, que corresponden a las tres categorías ‘Enfermera más empática’, ‘Enfermera entrenadora’ y ‘Enfermera más llena de vida’, en dos ámbitos, hospital pediátrico y hospital de adultos, fueron aquellas con más votaciones por parte de los pacientes, familiares y cuidadores. En concreto, tres de las premiadas trabajan en hospitales sevillanos. Así, la distinción de la ‘Enfermera más empática’ recayó en Montserrat Álvarez Colorado del Hospital Virgen Macarena; la elegida como ‘Enfermera entrenadora’ fue Trinidad Gómez Ferriz del Hospital Virgen del Rocío; y en la categoría de Hospital Pediátrico, la ‘Enfermera más empática’ fue Marta Acosta González del Hospital Virgen del Rocío.
«Las enfermeras hemos trabajado
por experiencias propias y aprendidas.
Ahora, nos apoyamos en la educación
terapéutica y promoción de la salud, en
la gestión del cuidado y la incorporación de la
investigación en la práctica clínica»
Montserrat Álvarez Colorado
EPA-POC, un perfil eficiente, sostenible y acorde a las necesidades de la ciudadanía
Montserrat Álvarez Colorado, es Enfermera de Práctica Avanzada en Procesos Oncológicos Complejos (EPA-POC) del Hospital Virgen Macarena. Llegó a este campo en 2014: “Con el ansiado contrato de verano me ofertaron la Unidad de Oncología, en concreto, el Hospital de Día Oncológico del Hospital Virgen Macarena” y reconoce que “creía que no iba a superar ese día”. A partir de ahí se convirtió en enfermera referente del turno de mañana en la planta de Oncohematología, lo que le permitió conocer de primera mano los cuidados y las necesidades especiales de estos pacientes, al mismo tiempo que promovía su autorresponsabilidad, autonomía y cuidados. “En medio de la pandemia del Covid-19, en julio de 2020, la Dirección de Enfermería del HUVM, apuesta firmemente por la creación de la figura de la Enfermera de Práctica Avanzada(EPA), lo que supone un reto en el plano personal y, sobre todo, laboral”, afirma. Así, esos ocho años de experiencia le han regalado momentos de todo tipo, entre los que prefiere recordar “las altas de los trasplantados, una boda que tuvimos en planta, coros de música, entregas de tarjetas navideñas a pacientes y la llegada de los elfos un 25 de diciembre”. Aunque, el premio que ha recibido como ‘Enfermera más empática’, admite, “es lo más bonito que me ha pasado en mi carrera profesional”. A esto añade su lectura personal al ser conocedora de que tres de las enfermeras premiadas en las Distinciones ‘Dama de la Lámpara’ Florence Nightingale proceden de la capital hispalense: “Está claro que nos posiciona en la vanguardia de los cuidados de Enfermería, aunque nos cueste creerlo. Debemos empezar por ahí, por tener conciencia del trabajo bien hecho que se está realizando en los hospitales del Servicio Andaluz de Salud. Hasta hace bien poco, las enfermeras hemos trabajado por experiencias propias y aprendidas. Ahora, nos apoyamos en la educación terapéutica y promoción de la salud, en la gestión del cuidado y la incorporación de la investigación en la práctica clínica”.
«Estuvo a punto de morirse muchas veces,
nadie apostaba por su vida salvo ella.
Firmó la placa en la universidad estando
ingresada muy malita. Y me enseñó
la importancia de la voluntad humana
ante la adversidad»
Trinidad Gómez Ferriz
Escuchar, preguntar y volver a escuchar
Trinidad Gómez Ferriz es enfermera asistencial en Radioterapia del Hospital Virgen del Rocío. “Salvo 3 meses que estuve en urgencias y casi 3 años en neumología en CE Fleming, siempre he trabajado en Oncohematología”, informa. Y ya han pasado 30 años que le hacen destacar “la relación tan auténtica y cercana que entablas con los pacientes” y el aprendizaje adquirido a la hora de “valorar a las personas y a las cosas importantes en la vida”.
Su trayectoria laboral le ha hecho seguir un lema: “Escuchar, preguntar y volver a escuchar”, motivo por el cual se siente especialmente identificada con la categoría ‘Enfermera entrenadora’ en la que ha sido distinguida en los premios ‘Dama de la Lámpara’ Florence Nightingale. Así, explica que, “con paciencia y cariño enseña los autocuidados y fomenta la adherencia terapéutica”, ya que se ha enfrentado a todo tipo de pacientes con vivencias que les hacen comportarse de una manera determinada. Recuerda a un paciente que luchó e invirtió toda su vida en estudiar Farmacia y ser propietario de una. “Murió a los pocos meses de un cáncer de páncreas”, manifiesta esta enfermera. “No había disfrutado de nada -prosigue- y toda su vida la pospuso a una meta y sufrió muchísimo, hablamos bastante. Me enseñó que aparte de perseguir una meta, no te puedes olvidar de disfrutar de la vida. Nunca sabemos cuánto nos durará”. También rememora a “esos viejecitos tozudos que no siguen las recomendaciones sanitarias y siempre mis compañeros han dicho que son mi especialidad”, por aquello de “escuchar, preguntar y volver a escuchar”. Un caso que marcó a Gómez Ferriz fue el de una persona mayor a la que pesaban a diario -como a todos los pacientes de Hematología- “para calcular la sueroterapia, ingesta y diuresis y hacer un balance”. Expone que “siempre había problemas y se ponía muy agresivo” y tras escucharlo pudo saber que “durante la guerra estuvo preso y trabajaba en la cocina, y lo pesaban al entrar y al salir para valorar si había comido en exceso. Nunca sabemos que hay tras un comportamiento de este tipo”. Por último, destaca a una paciente joven con linfoma: “Estuvo a punto de morirse muchas veces, nadie apostaba por su vida salvo ella. Firmó la placa en la universidad estando ingresada muy malita. Y me enseñó la importancia de la voluntad humana ante la adversidad”.
«Me he encontrado también jugando
a brindar con un yogur líquido en
un vaso de plástico pequeñito con
una peque que no llegaba a tres
años para intentar que comiera
algo y evitar la sonda nasogástrica»
Marta Acosta González
Vocación enfermera y devoción por la infancia
Marta Acosta González es enfermera interina en Oncología Pediátrica del Hospital Universitario Virgen del Rocío desde hace dos años. Confiesa que llegó “por casualidad” a esta especialidad y también que ser enfermera “lo significa casi todo en mi vida; era algo vocacional desde pequeña, y ser mayor y dedicarme a ello supone algo muy importante en mi día a día. Es parte de mi felicidad personal, un desarrollo y aprendizaje constante”.
Esta profesional comenta que en Oncología Pediátrica “se aprenden muchas técnicas específicas de tratamientos y procedimientos, medicación muy específica y un paciente bastante especial. Pero sobre todo se aprende a vivir la vida por encima de todo, a saber que todo puede dar un vuelco y aún así se tiene que mantener las fuerzas y seguir adelante. Los niños enseñan mucho más de lo que creemos”. Es por ello que considera que “es un sitio con un tiempo determinado, es una carga física y mental importante, y más en Pediatría. A veces pesa y duele, y eso no siempre lo aguanta ni el cuerpo ni la cabeza. Mientras éstos aguanten, me quedaré, pero sé que tengo un límite”.
Acosta González cuenta que “vives momentos que no se olvidan nunca, que dejan tanto sonrisas como lágrimas, pero todos cargados de sentimientos inolvidables”. Es el caso de sus primeras navidades allí, en 2020, con la pandemia del Covid-19, cuando el acceso estaba cerrado a los voluntarios: “Decidí, con una compañera, coger cuatro cosas, dos sábanas y una corona de papel de plata y disfrazarme en la noche de Reyes de paje real. Se hizo un poco de magia en la cara de mis peques”. De igual modo, “me he encontrado también jugando a brindar con un yogur líquido en un vaso de plástico pequeñito con una peque que no llegaba a tres años para intentar que comiera algo y evitar la sonda nasogástrica o recorriendo un pasillo a las tres de la mañana porque uno de mis pacientes no podía dormir y solo quería andar para intentar cansarse. Las noches son a veces muy largas y se necesita mucha compañía en esos momentos”. También, se queda “con nuestra abuela y su nieto. Ellos saben quiénes son. Y esos momentos con mis rizos, mientras él no deja de tocarlos y jugar con ellos”.
Como enfermera galardonada por ser la ‘más empática’ en la segunda edición de las Distinciones ‘Dama de la Lámpara’ Florence Nightingale, se siente “muy grande por dentro, mi corazón se ha vuelto muy rojo. Es una mención que me ha hecho muchísima ilusión, es algo que ellos siempre me lo hacen sentir cuando estoy con ellos, pero hacerlo físico y a voz en grito ha sido algo maravilloso”. “Se me nota la vocación por mi profesión y la devoción que tengo por los niños. Los siento muy míos, y eso, ellos, lo perciben”, concluye.