Inicio Sala de prensa José Moguer Martín, eterno maestro
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El ICOES lamenta la pérdida de José Moguer Martín, vicesecretario de la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería (ANDE)
13 de marzo, 2025
Dicen quienes le conocieron de cerca que José Moguer Martín era “una persona excepcional, un referente, líder nato, ocurrente, buena gente, amigo de todos, un ejemplo de trabajador incansable, luchador, una persona con una inteligencia emocional admirable”.
Natural de Tharsis (Huelva) y afincado en Sevilla desde muy joven, José Moguer Martín cursó sus estudios como diplomado en Enfermería y la especialidad de Salud Mental. Fue en la capital andaluza donde formó su familia. Amante del deporte y seguidor del Caja. Hermano de San Esteban y apasionado de la Feria de Abril.
Pepe Moguer, como todos le conocían, ocupó numerosos cargos de responsabilidad a lo largo de su trayectoria. Entre ellos, la dirección de Enfermería de dos de los hospitales referentes de la capital (Hospital Universitario Virgen Macarena y Hospital Universitario Virgen del Rocío), fue jefe de la Unidad de Relaciones Laborales de la Dirección General de Personal y Desarrollo Profesional del Servicio Andaluz de Salud (SAS). Finalizó su carrera profesional como jefe de Servicio Lavandería – Lencería. Hospital Virgen del Rocío.
Fue una persona siempre tan cabal, tan lleno de vida, con una alegría que parecía no tener fin. Tenía algo único, algo que no se puede describir fácilmente, pero todos los que lo conocimos lo sabíamos. Una capacidad increíble para impregnar de él cualquier lugar al que llegaba. Hacía que todo fuera más fácil, más llevadero.
Todo el mundo le quería, y eso no es algo que se consiga fácilmente. Tenía esa magia, esa autenticidad que hacía que los demás se sintieran cómodos, aceptados y queridos. Fue una persona natural, cuyos actos salían del corazón, y lejos de querer cualquier reconocimiento, su mayor satisfacción era saber que había podido ayudar a alguien, sin nada a cambio. Una persona referente en sus comportamientos y compromiso con todos los que se acercaban a él y a los que nunca defraudó, a buen seguro. Si la grandeza de las personas se mide por la altura de sus actos, sin duda Pepe ha sido una persona enorme. Su generosidad era infinita. Siempre tenía tiempo para escuchar, para dar, para ofrecer su sabiduría y su apoyo…sin reservas.
Admirable su capacidad de mirar al mundo con esperanza, con una sonrisa, sabiendo que todo tenía su momento, que lo importante era disfrutar de la vida, de las pequeñas cosas, y siempre, siempre seguir adelante. Nos enseñó que la vida es para vivirla con alegría, con valentía y con el corazón abierto.
Su enseñanza y su ejemplo fueron los cimientos del crecimiento de gran parte de la enfermería andaluza.
Un maestro eterno.