Inicio Sala de prensa «QUIENES TIENEN UN MAYOR NÚMERO DE CONTACTOS SOCIALES DE CALIDAD QUE PUEDEN PROVEERLE AYUDA EN MOMENTOS DIFÍCILES, TIENEN UNA MENOR PROBABILIDAD DE MORIR POR SUICIDIO»
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REDACCIÓN: ECOES
Daniel J. López Vega es el presidente de Papageno, la Asociación de Profesionales en Prevención y Postvención de la Conducta Suicida con la que el Iltre. Colegio Oficial de Enfermería de Sevilla firmó un convenio el 25 de julio de 2022. La finalidad es trabajar en una misma línea para visibilizar un trastorno que provoca que cada año más de 703.000 personas se quiten la vida en el mundo y dar cobertura a actividades de prevención y postvención.
P: ¿Qué importancia tiene la sinergia entre Papageno y el ECOES?
R: Desde el origen de nuestra asociación, Papageno ha creído esencial la creación de redes complejas de trabajo que aprovechen las sinergias de cada actor e institución que pueda contribuir a la prevención del suicidio y el control de sus consecuencias. Este compromiso de nuestra organización se ha materializado en los convenios que venimos realizando con diferentes entidades públicas y privadas. La importancia del potencial preventivo que representa la Enfermería facilitó el acuerdo con el ECOES, centrado en la colaboración conjunta y coordinada, en la difusión del conocimiento basado en la evidencia científica y en el desarrollo de actividades de sensibilización y formación continua para resaltar el valor de los cuidados en la salud mental.
P. ¿Cuál ha sido vuestra participación desde entonces?
R: El desarrollo del convenio nos ha permitido organizar un taller de formación sobre el abordaje de la conducta suicida con 40 horas de duración y con la participación de un equipo docente multidisciplinar que permitió analizar esta temática desde distintos ámbitos profesionales, enriqueciendo la experiencia de todas las personas participantes. Paralelamente, se trabajó en la elaboración de una guía rápida sobre la detección y prevención de suicidio desde la práctica enfermera que desarrolló el ICOES. Ambas entidades han participado también en la difusión de publicaciones y noticias relacionadas con la conducta suicida desde sus páginas webs y sus cuentas en las redes sociales.
Papageno y el ECOES mantienen un compromiso para visibilizar la prevención y postvención de la conducta suicida
P. ¿Qué otras acciones tenéis previstas para lo que resta de 2023?
R: El último cuatrimestre se presenta, como cada año, cargado de colaboraciones. Entre las más importantes, el 10 de octubre, está convocada la tercera edición del Premio de Periodismo Responsable en la Delegación de Cádiz del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental. Tiene como objetivo galardonar las mejores iniciativas de los medios de comunicación en la prevención del suicidio.
Además de otras intervenciones puntuales con otras asociaciones y entidades. Desde Papageno participaremos en una jornada de prevención, junto al Servicio Galego de Saude, con el objetivo de promover iniciativas de intervención en el duelo por suicidio. Y con la Universitat Rovira i Virgili en el marco de un proyecto de formación en prevención del suicidio en el medio rural. Insistiendo en la importancia de la creación de redes también estamos invitados al acto que el Teléfono de la Esperanza de Sevilla, junto a UBUNTU y otras asociaciones, han organizado para seguir visibilizando este problema social y sus consecuencias.
Con motivo de la celebración del día Mundial del Superviviente del Suicidio, también colaboraremos en el desarrollo de las Jornadas de la Asociación Andaluza de Supervivientes por Suicidio de un Ser Querido celebra cada año desde 2021.
«Las enfermeras son parte esencial en la perspectiva comunitaria y previenen conductas de riesgo y desarrollan hábitos de vida saludable»
AGENTES PREVENTIVOS
P. ¿Cuál cree que debe ser el papel de la enfermera especialista de Salud Mental en la prevención del suicidio?
R: Las enfermeras, en general, y las especialistas en Salud Mental, en particular, dentro de equipos multidisciplinares, son una parte esencial en la perspectiva comunitaria y tienen un importante papel en la prevención de conductas de riesgo y en el desarrollo de hábitos de vida saludable. La enfermera especialista en Salud Mental puede habilitarse para el desarrollo de estrategias preventivas, basadas en la sensibilización, la comunicación y/o difusión de contenidos y podría coordinar la función de otros perfiles de Enfermería (salud escolar, urgencias, comunitaria, intanto-juvenil…), en estrecha colaboración con otros perfiles profesionales.
Me gustaría resaltar la importancia de la creación de redes multidisciplinares para la resolución de problemas complejos sociales como el suicidio, que necesitan de la reunión de los intereses y de esfuerzo en ausencia de protagonismos mal interpretados y que pongan en el centro de la intervención a la persona que sufre en un intento de provocar el cambio social necesario para que la salud mental ocupe el espacio que necesita dentro de nuestra forma de interpretar la Salud con mayúsculas.
P. ¿Qué papel deben jugar los medios de comunicación a favor de la prevención del suicidio?
R: Aunque tradicionalmente los medios de comunicación han invisibilizado la muerte por suicidio para evitar el efecto contagio, en la actualidad han llegado a comprender la importancia de convertirse también en un agente preventivo. Si bien aún queda mucho trecho por recorrer, existen importantes iniciativas lideradas por un grupo de periodistas. Estos han entendido su rol y hacen un importante trabajo en la lucha contra el estigma, ofreciendo información veraz y transmitiendo esperanza, ofreciendo recursos y partiendo el tabú que durante siglos ha imperado en este tema.
Inevitablemente aún nos encontramos con casos de malas praxis que se relacionan habitualmente con los casos más mediáticos, ya sea por la popularidad de la persona fallecida o por otras características susceptibles de ser tratadas de forma sensacionalista. Esto ocurre especialmente alrededor de la muerte de adolescentes, lo que a veces puede ser contraproducente y fomentar una perspectiva errónea del fenómeno.
P. En el desarrollo de una estrategia sobre la conducta suicida, en general. ¿Qué otros agentes deben participar?
R: El control de la conducta suicida supone el desarrollo de un esfuerzo contundente de la masa social en su conjunto. Por un lado, es necesario que las personas con problemas pidan ayuda y, por otro lado, ejercer la presión necesaria para que se visibilice la necesidad de fomentar el desarrollo de tratamientos y abordajes eficaces. Por ello, los niveles implicados son muchos. Además de todos los agentes relacionados con la comunicación en general, a través de las facultades de comunicación de las universidades, del colegio de periodistas, federaciones de prensa, sindicatos de periodistas, asociaciones de informadores de salud, televisiones públicas y privadas, deben participar otras entidades como los cuerpos y fuerza de seguridad del estado, distintas consejerías y ministerios, los institutos de medicina legal y el Instituto Nacional de Estadística, los programas de salud mental, las asociaciones, los agentes locales, el sistema sanitario y educativo, las empresas de emergencias, las entidades que trabajan con personas en situación de vulnerabilidad, los profesionales de diferentes ámbitos, los sindicatos, y especialmente la esfera política y los responsables de las políticas sanitarias, educativas y económicas.
En definitiva, se trataría de un abordaje complejo que debiera estar coordinado en la elaboración de las distintas actividades competentes de cada agente, en particular, y que contara con un observatorio que permitiera evaluar los objetivos planteados y, por lo tanto, las áreas de mejoras pertinentes.
Las verbalizaciones y las conductas de riesgo son las señales de alarma de la conducta suicida más significativas»
P. La conducta suicida está muy relacionada con otras situaciones y problemas sociales como la violencia de género y las adicciones. ¿Se está realizando un abordaje oportuno, al respecto, para prevenir el suicidio, especialmente en los jóvenes?
R: Efectivamente, las tres están muy relacionadas entre sí y se retroalimentan y pueden desencadenar situaciones de desesperanza y, en el peor de los casos, de suicidio. Por ejemplo, sabemos que las mujeres con trastorno mental están dentro de los grupos vulnerables para sufrir violencia de género. Al igual que para el abordaje de la conducta suicida es vital una formación amplia para conocer todas las variables y todos los matices que nos harán identificar las señales de alarma. Mención necesaria en los jóvenes son también efectivamente las adicciones a sustancias y conductuales. Las nuevas tecnologías presentan también nuevos problemas como el ciberacoso o los procesos adictivos.
En suma, y a pesar de la importancia que en los últimos tiempos ha cobrado la salud mental a nivel social, un abordaje adecuado del problema hace necesario el refuerzo de las plantillas a nivel sanitario y especialmente la formación de todos los profesionales del sistema. También, una mayor asistencia a la familia, la potenciación de programas preventivos en la escuela y el entorno laboral y una mayor atención al duelo por suicidio que ha estado doblemente invisibilizado.
PREVENCIÓN E INTERVENCIÓN
P. ¿Cuáles son las señales de alarma de la conducta suicida más significativas?
R: Existen principalmente dos categorías de señales que tenemos que tener en cuenta. Por un lado, nos encontramos con las directas, que son verbalizaciones más o menos claras que pueden llevarnos a interpretar la presencia de una posible conducta suicida. Cuando una persona de cualquier edad expresa sentirse un estorbo, una molestia o una carga para los demás, o expresa su soledad, su falta de apoyo, o su falta de integración dentro de su grupo social o hace referencia continua a la muerte o al suicidio, estos podrían ser un indicador que nos permitiría estar alerta. La expresión de sentimientos de desesperanza, de falta de autoestima, de conflictos continuos dentro del entorno social o familiar, son también signos.
Por otro lado, también nos podemos encontrar con conductas que de forma indirecta podrían estar señalando un malestar y la presencia de ideas suicidas. De esta forma, la asunción de conductas de riesgo como la conducción temeraria o el consumo excesivo de drogas o alcohol, el aislamiento, las despedidas inusuales o excesivas o las prisas por solucionar temas relativos a la herencia propia o el reparto de sus bienes podrían ser señales indirectas de que la persona está en crisis.
P. ¿Podría señalar algunos de los factores protectores más importantes?
R: Si tuviéramos que nombrar un solo factor protector esencial este sería el apoyo social. Quienes tienen un mayor número de contactos sociales de calidad que pueden proveerle ayuda en momentos difíciles, tienen una menor probabilidad de morir por suicidio. Por eso es tan importante crear redes de ayuda alrededor de la persona que sufre. Esto influiría en otros factores protectores, como la autoestima y el autoconcepto positivo y ayudaría a afrontar de forma positiva factores de riesgo como la violencia, el consumo de drogas o alcohol, los duelos o rupturas emocionales y otras circunstancias vitales que provocan estrés.
«Un mito que provoca un gran daño es categorizar un intento o amenaza suicida como llamada de atención»
P. Por otro lado, ¿qué mitos influyen?
R: Generalmente, el mito que ha estado más extendido es la asunción del suicidio como un problema moral que señalaba a la persona como valiente o cobarde, con frecuencia una persona débil e incapacitada que provocaba vergüenza y culpa y que por todo ello era estigmatizada. Por eso se creyó que no hablar del suicidio era algo positivo, porque así se evitaba el efecto imitación, o la tendencia de personas vulnerables a repetirlo cuando alguien con características susceptibles de convertirse en modelo de conducta fallecía por esta causa. Otro mito que provoca mucho daño es categorizar un intento o amenaza suicida como “llamada de atención”, porque esto se relacionaba con una disminución de la percepción de riesgo que no siempre se daba y que provocaba una falta de atención en casos que finalmente acababan en muerte.
EDUCACIÓN EMOCIONAL
P. Hay algunos estudios que postulan que ciertos programas educativos de inteligencia emocional pueden disminuir el riesgo de suicidio de pacientes que han cometido un intento autolítico. ¿Qué importancia tiene la gestión de las emociones?
R: En la actualidad, la educación emocional ha cobrado importancia en el marco educativo y se dan múltiples iniciativas para cubrir este espacio con mayor o menor fortuna. Claramente, la gestión emocional es una capacidad que influye muy positivamente en nuestra salud mental y nuestra sociedad, en general, ha obviado esta necesidad humana durante muchos años. Aunque este movimiento es relativamente novedoso, el tratamiento de personas con ideación suicida pasa por la creación de instrumentos terapéuticos que les permita una integración de sus emociones adecuada, así como por el aprendizaje de estrategias de afrontamiento de estados displacenteros.
Los profesionales, sin embargo, seguimos abordando la realidad humana desde un prisma excesivamente racional. Obviamos, en demasiadas ocasiones, la importancia que las emociones tienen dentro de la conducta humana. No en vano, durante muchos años dentro de la psicología, el modelo conductual, se convirtió en el predominante, aunque ahora ese paradigma se haya sobrepasado y se entienda al ser humano desde un punto de vista más holístico.