Inicio Sala de prensa «BUSCAMOS UN OBJETIVO COMÚN: LA PRESTACIÓN DE CUIDADOS HUMANIZADOS Y DE CALIDAD A NUESTROS PACIENTES Y SUS FAMILIAS»
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REDACCIÓN: ECOES
Una amplia trayectoria define la profesionalidad de Ana Eva Granados. Con más de treinta años en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, cuenta con trabajos en servicios de UCI, Cirugía Cardiovascular y Quirófano. En 2004 comenzó con su actividad de gestión como coordinadora del Hospital de Día de Oncohematología para después pasar a la Unidad de Calidad, dependiente de la Dirección de Enfermería. Destaca su rol como responsable de la Unidad de Coordinación de Cuidados Interniveles en el año 2006. Desde el 2009 es la supervisora/responsable de Cuidados de la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación y lidera “un equipo humano de gran valor” y al que “intento cuidar al máximo posible”. En este último año se ha abierto para Ana Eva un reto importante: la creación de la nueva ULM situada en el Hospital Muñoz Cariñanos.
P: Como enfermera supervisora de la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación de la Unidad de Lesionados Medulares en el Hospital Virgen del Rocío, ¿cuál es su labor con los pacientes?
R: Una supervisora debe ser garante de los cuidados que se prestan en su Unidad. Para eso debe saber encontrar el equilibrio entre los profesionales para que en vez de un grupo de personas sean un equipo que trabaje cohesionado en aras de un objetivo común: la prestación de cuidados humanizados y de calidad a nuestros pacientes y sus familias.
Por otro lado, debe conocer a todos sus pacientes y sus familias e indagar en cuáles son sus miedos e inquietudes, saber qué necesitan, con objeto de que su estancia en nuestro centro sea lo más agradable posible.
Y debe servir de conexión entre todos los turnos de trabajo para lograr una buena continuidad de los cuidados.
P: ¿Cuáles son las causas más frecuentes de lesión medular?
R: La Encuesta sobre Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia del año 2008 revela que cada vez es mayor la proporción de lesiones medulares por causas médicas (lesiones vasculares o neoplásicas) debido al aumento de la esperanza de vida de la población, frente a las lesiones medulares traumáticas (por accidentes de tráfico o laborales), que se suelen dar predominantemente en población joven.
Por un lado, encontramos la etiología traumática (65-70 %). Los accidentes de tráfico son la causa más frecuente (38,5%), seguidos de los accidentes laborales y las caídas desde alturas (22.5%), las circunstancias de violencia (14.6-15%), las actividades deportivas (zambullidas) (10%) y los intentos de suicidio (5%). En segundo lugar, la etiología médica. Diferentes enfermedades de tipo degenerativo donde destaca la Mielitis transversa. Y por otro lado, la etiología congénita: mielomeningoceles, autoinmune, inflamatorio, desmielinizante o iatrogénico.
La lesión medular es una patología compleja, ya que la médula es la parte del sistema nervioso central que proporciona la información al cerebro para que se produzca el movimiento, además influye directamente en la sensibilidad. Cuando se produce una lesión medular esa información se interrumpe, algo que repercute directamente en el sistema motor y sensitivo.
El nivel donde se produzca la lesión afectará a unas partes u otras del cuerpo, lo que puede abocar a una paraplejia o una tetraplejia. Las lesiones pueden ser completas o incompletas. A las pérdidas de movilidad y sensibilidad se añaden alteraciones urinarias, intestinales, sexuales, así como la aparición de otras complicaciones médicas. Todo esto condiciona diferentes niveles de dependencia. En España se producen de 2 a 3 casos anuales por cada 100.000 habitantes.
P: ¿En qué consiste el plan de humanización de cuidados en lesionados medulares que aplican en el Hospital Virgen del Rocío?
R: La humanización de la asistencia sanitaria consiste en poner en valor la dignidad e individualidad de cada persona y la prestación de una asistencia personalizada. Consiste en atender a las personas desde su concepción holística, dando respuesta no solo a sus necesidades físicas, sino también su esfera emocional, social y espiritual. Se trata de hacer partícipes a los ciudadanos proporcionándoles la información y formación precisa para que puedan involucrarse de forma proactiva en la toma de decisiones, además de considerar no solo a los pacientes, sino prestar especial atención a las necesidades de los familiares que los acompañan y sus cuidadores principales.
La humanización pone también el foco de atención en los profesionales que los atienden, verdaderos agentes de humanización, a los que es preciso cuidar para favorecer una comunicación adecuada, fomentar su participación, reconocer esfuerzos y logros, promocionar la formación y capacitación. En definitiva, poner en valor la profesionalización y vocación.
En nuestra Unidad de Lesionados Medulares (ULM), las actuaciones en cuanto a humanización se encuentran enmarcadas en un Manual de Buenas prácticas en Humanización que hemos confeccionado entre todas las ULMs de España, 13 en total.
Un Manual que recoge 145 Buenas Prácticas en Humanización enmarcadas en 9 líneas estratégicas: trabajo en equipo, bienestar del paciente y familia, apoyo e integración de la familia en el equipo de cuidados, comunicación, cuidados al profesional, síndrome post-UCI, planificación al alta y continuidad de cuidados, cuidados al final de la vida, y espacios humanizados.
P: Para atender a los pacientes lesionados medulares se precisa de un equipo interprofesional que garantice el tratamiento rehabilitador integral del paciente. ¿Cuáles son los pasos a seguir?
R: No se concibe la asistencia sanitaria con profesionales que se dediquen cada uno a lo suyo, haciendo sus tareas. Los profesionales debemos ser vistos por el paciente como un equipo cohesionado de trabajo, cuyo objetivo común sea alcanzar su mejoría clínica. Y un equipo multiprofesional, donde cada uno tiene su responsabilidad en la consecución de ese objetivo. Por otra parte, el paciente y su familia deben tener profesionales de referencia con nombres y apellidos a los que poder dirigirse.
Para lograr un equipo interprofesional cohesionado es necesaria la comunicación. La comunicación no sólo debe servir para obtener la información que el profesional necesita en el cumplimiento de sus funciones, debe emplearse también para que el paciente se sienta escuchado, para comprender enteramente el significado de su enfermedad y para que se sienta copartícipe de su atención. Es por lo que el personal debe desarrollar competencias en habilidades de comunicación efectivas, ya que es responsabilidad de los profesionales establecer una comunicación completa, clara, precisa, consensuada y adaptada a la situación de cada paciente y familia, como valor esencial durante todo el proceso asistencial.
De todas las personas que habitan un hospital, los únicos que verdaderamente queremos estar ahí somos los profesionales, el paciente viene porque tiene un problema de salud, es vulnerable, para él el hospital es un ‘NO-lugar’. Siempre que vayamos a atender al otro imaginemos que somos nosotros los que queremos ser atendidos.
«Los profesionales debemos ser vistos por el paciente como un equipo cohesionado de trabajo, cuyo objetivo sea alcanzar su mejoría clínica»
P: Además de los cuidados y atenciones al paciente, ¿cómo trabajan con los familiares?
R: La familia del paciente forma parte del proceso de atención y cuidados. Al paciente no lo podemos desarraigar de su familia, ya que juntos van a afrontar mejor todo el proceso.
El entorno sanitario crea incertidumbre, preguntas como “¿Cuál es la rutina de este sitio?”, “¿Qué nos van a hacer?” o “¿Para qué servirá esto?” son frecuentes en nuestros pacientes y sus familias. Los manuales de acogida dan respuesta a las dudas sobre el funcionamiento de la Unidad además de proporcionar información sobre aspectos relevantes del entorno. Y un buen plan de formación en cuidados básicos influye sobre el ánimo y la confianza de las personas. A veces, detrás de una mala contestación de un familiar lo único que hay es miedo a lo desconocido.
Los talleres que organizamos en la Unidad van dirigidos tanto al paciente como a su familia sin olvidar a los profesionales que les atendemos, al ser pacientes de larga estancia se favorecen las relaciones de convivencia. Además de formación, a la familia también hay que proporcionarles confort, que se sientan como en casa. Para ello es importante que pongamos a su disposición todas las medidas a su alcance para que personalicen sus habitaciones.
P: En general y después de su trayectoria profesional, ¿cómo ha mejorado y avanzado la supervisión y rehabilitación de estos pacientes?
R: Las Unidades de Lesión Medular tenemos ya un amplio camino en cuanto a prestación de cuidados humanizados ya que a la idiosincrasia de estos pacientes y la complejidad de sus cuidados se les suma una gran carga emocional que afecta tanto a ellos y sus familias como al equipo de trabajo.
El perfil del paciente que tratamos en nuestra Unidad es muy variado y comprende distintos grados de complejidad. Se trata de pacientes con un alto nivel de dependencia y gran vulnerabilidad, ya que se han enfrentado a la vivencia de situaciones límite que dan lugar a frustración y pérdida del “yo”, se viven verdaderas tragedias y etapas de duelo donde la familia juega un importante papel en cuanto al afrontamiento de las nuevas realidades.
Es necesario destacar la importancia del cuidado de la espiritualidad o de la dimensión trascendente en aquellos pacientes y familiares que enfrentan los cambios durante su estancia hospitalaria, constituida dicha dimensión por los valores, las convicciones religiosas o no, los ideales y la propia filosofía de vida, que da autenticidad al ser humano y que puede llegar a ser lo más significativo y lo que más le distingue.
Las ULMs centran sus actuaciones en un abordaje integral de la situación donde no solo se tiene en cuenta la condición de salud, sino todo lo relacionado con el funcionamiento de las personas en su vida diaria. Y todo esto desde un enfoque biopsicosocial que articula las dimensiones corporal, individual y social de las personas y su relación con su entorno. Con la elaboración de nuestro Manual de Buenas Prácticas hemos dado un gran avance ya que de esta forma se consigue disminuir la variabilidad de la práctica asistencial y encaminar nuestros cuidados a actuaciones basadas en la evidencia. Por otra parte, la autoevaluación es un proceso fundamental para poder conocer cuál es el grado de presencia de las buenas prácticas en humanización en las unidades de lesión medular de España y tras ello poder llevar a cabo una implantación e inicio de certificación de las unidades.
«Al paciente no lo podemos desarraigar de su familia, ya que juntos van a afrontar mejor todo el proceso»
P: ¿Cuentan con todas las herramientas necesarias para realizar un trabajo completamente óptimo?
R: Prestar unos cuidados humanizados no cuesta dinero, la verdadera herramienta del cambio se encuentra en la motivación de los profesionales. Si algo funciona, un servicio, un hospital o un proyecto, es porque las personas que lo conforman lo hacen posible. Porque somos las personas con nuestra idiosincrasia las que construimos los espacios. Este proyecto no hubiera sido posible si no hubiera personas que creemos en cambiar las cosas. No hubiera sido posible sin personas que creemos en visualizar la humanización de nuestra asistencia y en hacer de esto una forma de trabajar por, para y con las personas.
P: ¿Qué pasos quedarían por dar para garantizar una mejora en este sistema?
R: Los hospitales tienen algunas asignaturas pendientes que han de ser afrontadas desde una ética asistencial que se fundamente en la dignidad personal. Los grandes avances científicos y tecnológicos no solamente traen como consecuencia un considerable aumento de la esperanza de vida, sino también una forma de tratar al paciente que puede llegar a producir una especie de ‘cosificación’ de la persona que se aleja de una visión de conjunto de la misma, que repercute en una deshumanización de la asistencia sanitaria y que es debido a su división en partes, que según algunos permite un mayor y mejor conocimiento, y que da lugar a una súper especialización de los profesionales.
Muchos profesionales sanitarios presentan déficits en su formación bioética, lo que repercute negativamente a la hora de enfrentarse a los problemas éticos que se dan diariamente en el ámbito hospitalario: el trato de la intimidad y de la autonomía del paciente hospitalizado y la inadecuada comunicación entre el enfermo y el profesional sanitario. Desde la postmodernidad han aparecido otros aspectos de la ética profesional que están intentando ahondar un poco más en las interacciones entre las personas, es decir, en la relación entre usuarios y profesionales, no solamente en los aspectos cognitivos sino también afectivos. La formación en humanización debe estar presente en todos los Planes formativos de las Unidades y debería de comenzar en las aulas de la Universidad.