Inicio Sala de prensa «LAS ENFERMERAS TRABAJAN EN LAS AULAS CON LOS CHICOS Y CHICAS ADOLESCENTES Y EVIDENCIAN CÓMO A ESAS EDADES YA SE REPRODUCEN CONDUCTAS MACHISTAS»
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REDACCIÓN: NADIA OSMAN GARCÍA
Inmaculada Lancharro Tavero, profesora titular del Centro Universitario de Enfermería San Juan de Dios, ha recibido el ‘Premio a la Mejor Tesis Doctoral’ dentro del I Plan de Investigación del Excmo Colegio Oficial de Enfermería de Sevilla (ECOES), en la anualidad de 2022. Su trabajo pionero se titula ‘Estrategias y conflictos de las enfermeras en la aplicación del Protocolo Andaluz para la Actuación Sanitaria ante la Violencia de Género’.
P. Su trabajo tiene como tema principal la violencia de género. ¿Por qué?
R: Porque existe un interés actual por la violencia de género que afecta a muchas mujeres que requieren atención sanitaria, donde las enfermeras tienen un papel importante, por lo que nos encontramos ante un tema de relevancia social. Por ese motivo, nos interesamos por conocer el proceso de implantación del protocolo a través de las experiencias y vivencias de las enfermeras de atención primaria.
La Tesis ha sido dirigida por la Dra. Eugenia Gil García y la Dra. Juana Macías Seda. Para ello elaboramos un estudio cualitativo, con diseño fenomenológico, el cual se interesa por los motivos que llevan a las personas a realizar determinadas acciones. La muestra quedó conformada por 37 participantes de 18 centros de salud, 5 situados en Sevilla y 13 en la provincia. 11 personas participaron en 2 grupos de discusión y 26 fueron entrevistadas y actuaron como informantes clave.
P: ¿Existen trabajos previos?
R: Se trata de un trabajo pionero porque Andalucía también es pionera en la atención a la violencia de género. Nuestra comunidad autónoma ofrece un contexto idóneo para la atención a esta problemática, donde el sector salud tiene un papel relevante. Así es como, encontramos enfermeras altamente capacitadas y sensibles a esta problemática.
«El papel de las enfermeras es
muy importante en violencia de
género y ejercen múltiples
estrategias para abordar
los casos que se presentan»
P: ¿Cuál es el papel de las enfermeras en la violencia de género?
R: El papel de las enfermeras es muy importante en violencia de género y ejercen múltiples estrategias para abordar los casos que se presentan.
Encontramos que el apoyo emocional es la estrategia más utilizada, junto a la utilización de habilidades de comunicación y la alerta ante indicadores de sospecha de malos tratos. Es importante resaltar las diferencias de género que se observan. Así, las enfermeras están más atentas para propiciar situaciones que ayuden a las mujeres a entrar en los circuitos de atención, a favorecer la intimidad y/o identificar las redes de apoyo socio-familiares. Las enfermeras asumen más responsabilidades para confirmar los casos, para ofrecer acompañamiento y asesoramiento en el desarrollo de planes de seguridad en caso de valoración de riesgo vital, insistiendo en la necesidad del trabajo multidisciplinar coordinado. Sin embargo, ellos se muestran más atentos en la derivación a otros profesionales de otras disciplinas con los que trabajan en colaboración (Medicina de Familia y Trabajo Social). Aluden a la necesidad de mejora de las infraestructuras, pero teniendo en cuenta que estas mejoras revertirían en todas las personas usuarias del sistema y no solo para la atención a la violencia de género.
«Es necesario un cambio cultural , más formación
y el desarrollo de la enfermera escolar para trabajar
con la población adolescente»
BARRERAS
P. ¿Qué situación debe darse para que el Protocolo Andaluz para la Actuación Sanitaria ante la Violencia de Género funcione?
R: En nuestra investigación evidenciamos que para que el protocolo funcione en todas sus dimensiones es necesario un cambio cultural, más formación y el desarrollo de la enfermera escolar para trabajar con la población adolescente. En ese sentido, se estaría trabajando con medidas a largo plazo que tienen que ver con la formación en género de los chicos y chicas para construir relaciones de noviazgo igualitarias que serán la base para las relaciones de la vida adulta.
P: ¿Qué conflictos encuentran las enfermeras a la hora de aplicar el Protocolo Andaluz para la
Actuación Sanitaria ante la Violencia de Género?
R: Los resultados alcanzados evidencian cómo en el desarrollo del protocolo aparecen resistencias o conflictos de distinta naturaleza propiciados por las políticas de salud relacionadas con la complejidad del fenómeno, con barreras derivadas de los sistemas de salud y por la posición que adoptan muchas mujeres.
Con respecto a la complejidad del fenómeno de la violencia de género, las dificultades surgen de la confrontación con los hombres y de la comunicación con la familia de las mujeres.
En lo referido a las barreras derivadas de los sistemas de salud, el factor tiempo es una de las más importantes, ya que este tipo de situaciones requiere de un abordaje sin límite de tiempo; también existen dificultades entre los compañeros que perciben la violencia de género como un problema social y no un problema de salud; y dificultades que atañen a la falta de intimidad, de registros sanitarios y de recursos disponibles para el correcto abordaje.
Y finalmente, detectamos aquellos conflictos que emanan de las mujeres. De este modo, identifican la resignación, la huida, la baja adherencia y la posición defensiva de las mujeres como cortapisas que impiden una correcta atención y devuelven la responsabilidad de su situación a ellas. Además, el protocolo propone un profesional responsable, sin embargo, nos encontramos como existe la falta de reconocimiento formal de la figura de ese profesional, por lo que esto en los Centros de Atención Primaria se convierte en un aspecto controvertido.
R. ¿Qué estrategias proponen en el estudio?
R: Nuestra propuesta tiene que ver con el desarrollo de la figura de la enfermera de práctica avanzada en violencia de género con formación y competencias específicas para brindar unos cuidados de calidad a las mujeres, dada la pluripatología crónica de la violencia de género. Esa enfermera, tendría las competencias para ser la persona referente y responsable del protocolo en cada uno de los Centros.
«Existe un impacto emocional
elevado para las enfermeras que
cuidan de las mujeres y que traspasan
el plano profesional»
RELACIONES INTERPERSONALES
P: ¿Qué destaca del contenido de su tesis?
R: La identificación de tres perfiles profesionales diferentes de enfermeras. El primero, son enfermeras líderes en violencia de género, donde los cambios han propiciado un compromiso aún mayor con la profesión. Son profesionales de referencia en sus centros. El segundo, son enfermeras competentes sin reconocimiento que intervienen con las mujeres en consulta, pero no ejercen liderazgo. Y el tercero, son enfermeras sin competencia en violencia de género que no tienen claro el papel de las enfermeras en la aplicación del protocolo y reproducen estereotipos.
P: ¿Qué dato sorprendente puede compartir?
R: Existe un dato interesante que no se ha señalado hasta ahora y que tiene que ver con el trabajo que realizan las enfermeras en el ámbito de la promoción de la salud. Las enfermeras trabajan en las aulas con los chicos y chicas adolescentes y evidencian cómo a esas edades ya se reproducen conductas machistas por parte de ellas y ellos que son el germen de la violencia de género en la edad adulta. Por ello afirman la importancia del trabajo desde edades escolares tempranas para que el cambio ocurra desde la infancia.
P: ¿Qué conclusiones extrae?
R: La implicación profesional, tanto en la actuación como en el seguimiento de la violencia de género, está relacionada con la sensibilidad de los profesionales. Las personas responsables sienten que su labor en el desarrollo del protocolo es una función que necesita un mayor apoyo y respaldo por parte del equipo de los centros. Por ello, consideran que debe primar el desarrollo profesional de nuestra disciplina, para contribuir a la atención integral y a cubrir todas las necesidades de las mujeres. Existe un impacto emocional elevado para las enfermeras que cuidan de las mujeres y que traspasan el plano profesional para invadir el plano personal. Se trata de un fenómeno derivado de las relaciones interpersonales con las mujeres, por lo que las enfermeras sienten una carga afectiva y emocional en los cuidados que brindan.