Inicio Sala de prensa «LOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD SON MÁS COMUNES QUE LOS DEPRESIVOS EN EL PERÍODO PERINATAL»
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REDACCIÓN: NADIA OSMAN GARCÍA / FOTO: MANUEL GÓMEZ
Esther Domínguez Solís es matrona y en la actualidad compagina su trabajo en el área de paritorio del Hospital Comarcal de Riotinto (Huelva) con el desarrollo de su tesis doctoral. Ha recibido el ‘Premio al Mejor Proyecto de Investigación Enfermera’, dentro del I Plan de Investigación del Iltre. Colegio Oficial de Enfermería de Sevilla. Su trabajo premiado se titula ‘Diseño y Evaluación de una intervención familiar centrada en la coparentalidad para reducir la ansiedad en puérperas primíparas’.
P: ¿En qué contextos ha percibido la ansiedad en puérperas primíparas?
R: Lo que me llevó a pensar en este trabajo proviene principalmente de la práctica clínica como matrona, sobre todo de un periodo largo de tiempo que estuve trabajando en atención primaria. En las visitas postparto y en los grupos postparto de madres era un tema frecuente la ansiedad que sentían las mujeres (sobre todo primerizas) ante el nuevo rol. Comentaban que todo el mundo opinaba sobre cómo criaban a sus hijos, cómo todo el mundo parecía conocer más a sus bebés y lo que les pasaba que ellas mismas; además de la falta de apoyo que encontraban a su alrededor para la toma de decisiones sobre cómo alimentar a sus bebés o si el método que elegían para ello era aprobado por el resto o no. En definitiva, veía muy a menudo cómo estas madres estaban siendo juzgadas, criticadas y minusvaloradas por su entorno más cercano, de donde supuestamente deberían recibir más ayuda. De este escenario surgen algunas preguntas que guían mi investigación: ¿La familia siempre actúa como una herramienta de ayuda o también puede ser un agente estresor? ¿Puede ello aumentar los niveles de ansiedad maternos? ¿Cómo afecta a la salud familiar? ¿Qué se puede hacer para prevenir esta situación?
«Veía muy a menudo cómo estas
madres estaban siendo juzgadas,
criticadas y minusvaloradas
por su entorno más cercano,
de donde supuestamente deberían
recibir más ayuda»
P: ¿Qué es la coparentalidad?
R: En el contexto de familias con hijos en edad de crianza, el concepto de coparentalidad hace referencia a cómo los padres coordinan su paternidad/maternidad, el apoyo mutuo y la gestión de conflictos relacionados con la crianza de sus hijos. Desde nuestro punto de vista y tras las investigaciones realizadas hasta el momento, vemos necesario ampliar este concepto y hacer referencia a la relación que tienen todos los miembros encargados del cuidado y educación de los hijos, no solamente los progenitores. Por ello planteamos una intervención de prevención a través de la educación de las personas implicadas en la crianza del nuevo miembro de la familia. Esta intervención no sólo aportará conocimientos teórico-prácticos sobre el proceso de embarazo, parto, puerperio, lactancia o cuidados físicos; sino que también trabajará desde un punto de vista emocional y psicológico toda esta transición y cambios de roles en la familia.
En nuestro caso concreto, vamos a adaptar culturalmente y modificar una intervención desarrollada por un equipo de psicólogos liderado por el profesor investigador Mark Feinberg, especializado en Salud y Desarrollo Humano en la Pennsylvania State University, y fundador de la intervención Family Foundation (FF). Este es un programa universal, referente en Estados Unidos, cuyo objetivo es ayudar a las parejas en el tránsito hacia la parentalidad. FF ha demostrado, a lo largo de más de diez años trabajando sobre el tema, su efectividad mejorando la cohesión y relación de las parejas; reduciendo estrés, ansiedad y depresión; aumentando la calidad del rol parental; conduciendo a una mejor autorregulación y ajuste infantil.
P: ¿Por qué la intervención familiar centrada en la coparentalidad puede reducir la ansiedad en puérperas primíparas?
R: En general, la relación de pareja de los padres primerizos decae en comparación con las parejas sin hijos. Además, los niveles de estrés, depresión, ansiedad y la sobrecarga del nuevo rol aumentan entre las parejas que tienen su primer hijo. Coincidiendo con un periodo de vulnerabilidad y rápido desarrollo biopsicosocial de los recién nacidos, las dificultades de los padres, tanto individuales como en pareja, pueden tener un impacto duradero en el bienestar de los hijos. Varios estudios han demostrado la influencia de la relación de coparentalidad en una adecuada parentalidad, relación padres-hijos, ajuste socioemocional y problemas de comportamiento de los niños. Concretamente, rigurosas investigaciones sobre FF, han encontrado que el programa mejora varias áreas de la vida de la familia y el niño: en los padres disminuye el estrés y hay menos madres con depresión postparto; en los niños incrementa la competencia social y disminuye los problemas de comportamiento; sobre la parentalidad incrementa la sensibilidad y el cariño, y disminuye el uso de disciplina severa; en la relación de pareja mejora la coparentalidad positiva y genera más calidez y cercanía en general.
En definitiva, este tipo de intervención va a hacer que la llegada del nuevo miembro a la familia lo haga en un entorno cohesionado, donde todos los miembros implicados estarán formados y podrán prevenir muchas situaciones de conflictos trabajadas previamente en las sesiones. Además, en el caso de la aparición de nuevos problemas, los encargados de la crianza y cuidado del recién nacido tendrán las herramientas para solventarlos. De este modo se prevendrá la aparición de ansiedad ocasionada por lo comentado anteriormente y, en el caso de que exista, se podrá resolver de forma adecuada.
«Alrededor del 10-15% de todas
las mujeres embarazadas
experimentan algún nivel de
ansiedad durante esta fase
de transición»
P: ¿Esa ansiedad a qué se debe?
R: El embarazo a menudo se considera un momento muy positivo en la vida de una mujer, a pesar de que este período también se caracteriza por muchos cambios. Los sentimientos de ansiedad durante el embarazo son relativamente comunes. Alrededor del 10-15 % de todas las mujeres embarazadas experimentan algún nivel de ansiedad durante esta fase de transición. La investigación sugiere que los trastornos de ansiedad son más comunes que los trastornos depresivos en el período perinatal. La ansiedad específica del embarazo, que es diferente a la ansiedad general, se define como un estado mental de una mujer embarazada cuyas preocupaciones son específicas del embarazo en sí, como temores relacionados con el embarazo, el parto y la salud del niño. Otros autores como Huizink et al. (2004) señalan que las mujeres pueden experimentar miedos durante el embarazo, relacionados con miedo a la incompetencia como madre, dolor después del nacimiento, pérdida de la vida propia y del bebé, y preocupaciones sobre cambios físicos, personales y maritales debido al embarazo y al parto.
Blackmore et al. identificaron dos factores distintos para la ansiedad relacionada con el embarazo (PrA) que indican preocupaciones específicas sobre la salud del niño y sobre el nacimiento. La PrA se puede distinguir de las medidas generales de ansiedad en el embarazo en términos de curso longitudinal, características asociadas y predicción de trastornos del estado de ánimo posnatales, y puede justificar una atención clínica específica.
«El postparto suele ser el gran
olvidado porque el recién
nacido ya está fuera del
vientre materno y acapara
todos los focos»
P: ¿Cómo experimentan ansiedad?
R: La presencia de ansiedad durante el embarazo y parto, desde el punto de vista obstétrico, se ha asociado con mayor prevalencia de parto prematuro, problemas en el desarrollo fetal, riesgo de crecimiento intrauterino retardado, alteraciones en los flujos de las arterias uterinas, mayor duración del trabajo de parto, mayor probabilidad de usar analgésicos y bajo peso al nacer. También se ha visto asociada con un mayor consumo de alcohol y la continuación del tabaquismo en fumadoras previas a la gestación
Durante el postparto se relaciona la ansiedad con el abandono del cuidado del recién nacido, disminución del apego madre-hijo, carencias afectivas y menores probabilidades de éxito con la lactancia materna.
Esta ansiedad no suele ser verbalizada en la mayoría de los casos, debido a la presión social por tener que ser la madre perfecta, que puede con todo y no puede quejarse por nada porque “está en la etapa más bonita de su vida”. El postparto suele ser el gran olvidado porque el recién nacido ya está fuera del vientre materno y acapara todos los focos, sin prestar atención al proceso de transición físico y emocional por el que pasa la madre, los cambios hormonales y la adaptación al nuevo rol. Por ello, su diagnóstico puede pasar más desapercibido, ya que no llega a manifestarse con una sintomatología tan evidente como la depresión, enfermedad que la sociedad tiene más aceptada. La expresión de la misma suele suceder más entre iguales (mujeres en la misma situación o pertenecientes a grupos de madres postparto, de apoyo a la lactancia materna o con profesionales de confianza) ya que son entornos en los que se encuentran más comprendidas y menos juzgadas.
Toda esta información deviene de un artículo pendiente de publicación que hemos realizado el equipo investigador en el seno de mi tesis doctoral mediante la técnica de grupos focales con madres puérperas.
P. ¿Cuál es el porcentaje de afectadas?
R: La Encuesta Nacional de Salud de España de 2017 recoge que las mujeres refieren algún problema de salud mental con mayor frecuencia que los hombres, 14,1% frente a 7,2%. El 6,7% de los adultos refiere ansiedad crónica, 9,1% de las mujeres y 4,3% de los hombres. Un alto porcentaje de mujeres embarazadas sufren ansiedad en algún momento del proceso del embarazo, parto o puerperio. Concretamente, alrededor del 54% de las mujeres experimentan ansiedad durante su embarazo (en comparación con el 37% de la depresión), síntomas que son más frecuentes en el primer y tercer trimestre del mismo.
La investigación y la práctica clínica en salud mental perinatal se ha centrado mucho en la depresión a pesar de la comorbilidad significativa que existe con la ansiedad. En la revisión sistemática y meta análisis elaborada por Dennis et al. (2017) se obtuvo como resultado que la prevalencia de síntomas de ansiedad autoinformados fue de 18,2% en el primer trimestre, 19,1% en el segundo trimestre y 24,6% en el tercer trimestre. La prevalencia general para un diagnóstico clínico de cualquier trastorno de ansiedad fue del 15,2 % y del 4,1 % para un trastorno de ansiedad generalizada. Después del nacimiento, la prevalencia de los síntomas de ansiedad en general entre las 1-24 semanas fue del 15,0%. La prevalencia de cualquier trastorno de ansiedad durante el mismo período fue del 9,9 % y del 5,7 % para un trastorno de ansiedad generalizada. Las tasas fueron más altas en los países de rango de ingresos bajos a medios.
En nuestro contexto no contamos con la publicación de los niveles de incidencia de ansiedad durante el puerperio, lo que sería interesante incluir en futuras investigaciones para reflejar el impacto sobre la salud de las madres españolas.
P: Además de ansiedad, ¿experimentan algo más?
R: La relevancia de evaluar la ansiedad perinatal se debe a su comorbilidad con la depresión y su impacto tanto en la madre como en su hijo. La presencia de ansiedad y depresión durante el embarazo representa un factor de riesgo que aumenta la probabilidad de desarrollar depresión posparto. Existe una fuerte evidencia de que la PrA es un predictor significativo e independiente de la depresión posparto. La ansiedad prenatal se asocia a su vez con depresión puerperal hasta los primeros 10 meses postparto, independientemente de la depresión prenatal.
Otros autores hacen referencia a que la ansiedad relacionada con el embarazo también se ha asociado con consecuencias como depresión y ansiedad en descendientes de 14 y 15, y trastorno por déficit de atención e hiperactividad en descendientes de 8 y 9 años.
«Para 2030 se prevé que los
problemas mentales como la
ansiedad y la depresión lideren
los rankings de enfermedades
que causen bajas laborales»
P: ¿Qué conclusiones extrae de su trabajo?
R: Tras el análisis realizado de la intervención Family Foundation en Estados Unidos el impacto de la intervención sobre la salud de la población afectaría del siguiente modo: la intervención Family Foundation (FF) mejora los resultados perinatales y disminuye los ingresos hospitalarios, mejora la cohesión y relación de las parejas, reduciendo el estrés, ansiedad y depresión, aumenta la calidad del rol parental, mejora la relación marital, produce una mejor autorregulación y ajuste infantil, mejora
la calidad de la crianza, disminuye la violencia familiar, aparecen niveles más bajos de negatividad en los padres y, a largo plazo, los profesores también reportaron buenos resultados sobre la internalización y externalización de los problemas de comportamiento en los niños.
El rol que desempeña la familia como determinante de la salud constituye un tema que merece gran atención en el marco de un sistema de salud. La familia puede ser un recurso y también un factor de riesgo para el crecimiento y desarrollo de sus miembros, al actuar como guía y principal fuente de cuidados. Esto justifica la modificación de la intervención, incluyendo las figuras más influyentes en este periodo, que proviene del estudio realizado por el equipo investigador con anterioridad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), existe un mayor riesgo de depresión en mujeres embarazadas que tienen ansiedad, como se ha podido constatar en varias publicaciones a nivel nacional e internacional. Según estos datos y cruzándolos con los del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía anualmente estaríamos previniendo la aparición de ansiedad en 36.840 puérperas/familias y la depresión en 13.630 puérperas/familias. Todo esto se transforma en costes para los sistemas sanitarios y para las consejerías de empleo debido a que para 2030 se prevé que los problemas mentales como la ansiedad y la depresión lideren los rankings de enfermedades que causen bajas laborales.
Centrándonos un poco en el alcance de los resultados de este proyecto y, tomando como referencia datos de nuestra comunidad autónoma, podemos decir que: según las estadísticas del Movimiento Natural de la Población del año 2019 del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía el número de partos ocurridos en ese año de madres residentes en Andalucía fue de 68.223. Del total de nacimientos, el 48,4% correspondió a madres primerizas (población diana de nuestra intervención), por lo tanto, la repercusión de los resultados afectará aproximadamente a unas 33.019 familias por año en Andalucía. Debemos recordar que, como la intervención es familiar dentro de cada una de esas familias, estaríamos abordando y realizando prevención en mínimo tres miembros, por lo que los resultados serían a grandes escalas. Si sólo en nuestra comunidad autónoma podemos ayudar y acompañar en este proceso a todo este número de familias, podría cambiar el panorama nacional de atención y cuidado a la familia beneficiándose de ellos muchas personas.